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Entrevista a Roxana Morduchowicz

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Las tecnologías y las redes sociales han generado una nueva sociabilidad juvenil, afirma Roxana Morduchowicz en una entrevista realizada por Gabriela Granata y publicada ayer, a la que accedemos gracias a Lorena Acosta.

Transcribimos parte de la misma: 

Roxana Morduchowicz es investigadora de las conductas de niños y adolescentes frente a la tecnología y asegura que hay que comprender los nuevos lenguajes sin demonizar.

—¿Es complicado incorporar la tecnología a las aulas?
La escuela estuvo siempre ligada a la cultura de la letra impresa, a la palabra escrita. Siempre entrar con la pantalla fue más complejo. Primero la televisión, después el cine y en los últimos años se incorporaron todas las pantallas desde la computadora hasta el celular por la popularidad que adquirió  y la necesidad de participar en lo que participa la sociedad.

—Los mensajes fragmentados que ofrecen el acceso a la información multipantalla, ¿empobrecen el vocabulario y el desarrollo intelectual?
Hay un preconcepto, sobre todo entre los adultos, de que las pantallas generan que los chicos lean menos o tengan menos interés por la lectura. Lo que hay que entender es que los chicos de hoy no leen menos que los de antes sino que leen de otro modo, en otros soportes y con otros fines. El chico que busca información sobre su equipo de fútbol o su grupo musical preferido, también está leyendo.

—¿Es una lectura más activa? Porque no les “dan” la información sino que tienen que ir a buscarla
Internet y el acceso a la información revalorizaron la lectura y entre los chicos, la necesidad de leer. Cuando llega a su casa, el chico navega por Internet sobre los temas que le interesan. Sí, hay una relación activa, de búsqueda  y de revalorización de la lectura.

—¿Es una actividad solitaria?
Ese es otro gran mito,que los chicos son menos sociables, se relacionan menos y entre pantallas. No hay estudios que demuestren que las pantallas fortalecen la soledad. Por el contrario, lo que podemos decir es que las tecnologías han generado una nueva forma de sociabilidad juvenil. El primer uso que hacen los chicos de Internet  es ir a las redes sociales, la comunicación. Las pantallas promueven una vida social, una forma de relacionarse.

—¿Amigos y amigos de amigos?
Nueve de cada 10 chicos tiene un perfil de Facebook y lo usa para vincularse con amigos y conocidos. Lo que generaron las redes sociales es ampliar el círculo social. Ya no se hablan sólo con los compañeros de clases. Si bien lo usan fundamentalmente para sus amigos del club, de la escuela, del barrio, también para amigos de amigos e incluso chicos de otros países.

—¿Esa mayor sociabilización está vinculada con el exhibicionismo?
Hay que decir que para los adolescentes el concepto de público y privado es distinto que para nosotros. Ellos suben a Facebook información que para cualquier adulto sería considerada privada. Cuentan dónde viven, qué hacen, cuándo y a dónde se van de vacaciones, qué edad tienen, sus actividades, horarios. Lo hacen por razones que los adultos tenemos que entender para comprender la cultura juvenil. Para los chicos y los adolescentes  la popularidad es un valor fundamental. Y si para tener muchos amigos tengo que contar un poco más de mi vida, lo hago. La privacidad es un valor menos importante que la popularidad.

—¿Cómo se les explica los cuidados sobre la información privada?
Ellos no miden el alcance de Internet, creen que sólo quienes los conocen van a mirar su perfil, lo que ellos suben. La pregunta es ¿por qué alguien que no me conoce va a mirar lo que yo escribo?  ¿Por qué le va a interesar? Y en la vida hay gente malintencionada que puede mirar lo que escriben  y mal utilizarlo. También hay una sensación de inmunidad, de “a mí no me va a pasar porque sé mucho de Internet. Por ahí le pasa a mi mamá o a mi papá, que saben menos”. Esa sensación de inmunidad es lo que hace que suban información porque para ellos no es riesgoso.

—¿La exhibición es un fenómeno derivado del uso de la tecnología o hay también un efecto imitación de los adultos?
Si un programa como Gran Hermano  donde el único punto era exhibirse por parte de gente que no tenía nada para decir, sino  simplemente mostrarse, tuvo tanto rating, los chicos perciben que mostrarse es un valor para la sociedad e influye en esta necesidad de compartir información de la esfera privada.

—¿La escuela se está quedando atrás en la incorporación de herramientas y la comprensión del uso de la tecnología?
La escuela y cada vez más docentes están más abiertos al uso de la tecnología y la incorporación de Internet en la escuela. Los docentes saben cada vez más que el mundo de hoy no puede excluir las pantallas.  Hay muchas formas de leer y acceder a la información que es lo que sobra y la escuela debe enseñar a leer esa información y a ser críticos.

—¿No eludir sino orientar?
Deben  enseñar  a procesar esa información y si tienen que hacer un trabajo sobre la contaminación de los ríos enseñarles por qué es distinto buscar datos en la página web de Greepeace  que la página web de una petrolera. Las dos hablan de la contaminación del río pero desde una perspectiva diferente. Hoy, el rol de la escuela más que difundir información es enseñar a procesarla, evaluarla, interpretarla y distinguirla. Es uno de los grandes desafíos.

—¿Para los padres tiene que ser una preocupación?
Debe ser una preocupación cómo se vinculan con las pantallas pero como tantas otras esferas de la vida diaria y no un signo de alarma.

—¿Te preocupa el vínculo que se establece desde bebés?
Los niños tienen un acercamiento cada vez más temprano a la tecnología desde la aparición de los dispositivos táctiles porque es más fácil deslizar un dedo que manipular  botones. Hoy en día hay un consenso de que hasta los 3 años los chicos no tengan contacto con las pantallas porque es mejor promover el contacto con el mundo real y no virtual; palpar, tocar y no tener una pantalla como mediadora entre el mundo y el chico.

—Pero ¿no tenés la tentación de decirle a los chicos de tu familia “apagá la pantalla de una vez”?
Ja ja. Soy muy cuidadosa con eso. Pero a alguno de mis amigos, cuando ponía a su hijo de 2 años frente a la tele, me decían “vos no mires”.

Códigos de familia

Morduchowicz tiene unos tips que suele recomendar para establecer pautas de convivencia tecnológica en la familia.
  • Si los chicos tienen edad escolar primaria, no equipar los cuartos de los chicos con tecnología porque si tienen muchas pantallas pasa más horas en uso y en soledad, porque cuando cierra la puerta de su habitación está casi en terreno propio.
  • Poner la tecnología en espacios de circulación colectiva: un comedor, un escritorio, donde el chico sepa que en algún momento puede pasar un adulto a mirar.
  • Construir entre todos un código familiar de uso de Internet, un código en conjunto que establezca que no se puede hacer comprar online sin consultar a los demás, que nadie está autorizado a visitar sitios racista, pedófilos; que nadie puede pasar más de determinada cantidad de horas seguidas las compu, por ejemplo. Que los chicos entiendan las normas que ellos también construyen y que sean respetadas por los chicos y por los adultos.
—Leer la entrevista completa
—Descargar en formato PDF
—Crédito de la imagen

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